HISTORIA, ARQUITECTURA Y ARTE
129 años de trayectoria...
Así empezó nuestra casa...
El 10 de mayo de 1895 se verificó la fundación del Colegio María Auxiliadora, a instancias de las caritativas Señoras Josefa Etchenique de Palma y de su nieta la Señora Luvina G. de Puich. El Reverendo Padre Director del Colegio Salesiano de esta ciudad, en esa época, el Padre Luis Botta tomó muy a pecho la piadosa solicitud de dichas Señoras y se encargó de la compra del edificio que en parte aún se ocupa, autorizado por el Reverendísimo Padre Superior, entonces Pbro. Santiago Costamagna.
La primera Casa
No bien tomaron posesión de él las cuatro Hermanas que formaron el primer personal de
la casa,...
el mismo celoso Sacerdote P. Botta, hizo ampliar el edificio con un salón para dormitorio de pupilas percibiendo su pago por pequeñas cuotas. Desde los primeros días se reunieron Oratorianas y
alumnas externas.Era preciso reunir fondos para pagar la deuda de la casa y de la nueva construcción, a este fin las Señoras Josefa Etchenique de Palma, Elcira de Correa, Marcelina P. de Varas, Clementina C. de Tesaire, Lucila B. de Bombal, Domitila de Videla, etc. iniciaron y llevaron a buen término rifas y fiestas cuyo producto entregaban a las Hermanas. A los tres años, con el aumento de alumnas internas y externas, se vio la necesidad de dar más amplitud al edificio y a los patios, para lo cual se compró un terreno contiguo, donde se levantaron varios salones destinados a clases, dormitorios, comedores y taller; este último en el segundo piso.
En octubre de 1904 se dio de nuevo ensanche al local con la adquisición de una casa contigua, cuyas diez pequeñas habitaciones en buen estado se ocuparon inmediatamente para dormitorios y salas de música. Esta compra fue considerada como una grande gracia de María Santísima a quien ofrecieron, Hermanas y niñas, los quince sábados para conseguir que los dueños quisieran venderla.
En el año 1911 se construyeron dos salones, para sacristía el uno, y para clase el otro, demoliendo parte del antiguo edificio a causa de que los frecuentes temblores habían abierto grandes grietas en sus paredes. En el mismo año se levantó un nuevo salón para dormitorio.
Las Señoras bienhechoras reunieron la suma de $31 mil destinados a la construcción de una nueva capilla a causa de no contener la presente a las alumnas, oratorianas y bienhechoras que la frecuentan.
Escuela, taller, oratorio, clase de canto, asociaciones piadosas, iban creándose poco a poco y a medida que se multiplicaba el número de alumnas.
La obra incipiente traía, como la semilla de mostaza, involucradas todas estas fuerzas vitales que debían desarrollarse en una pujante y lozana germinación.
La materna consagración de las hermanas a la tarea educativa; la abnegada asistencia espiritual del Rdo. Padre Luis Botta y demás salesianos, la vinculación de las familias del barrio, caldeaban el ambiente de cariño y espíritu de familia, grato a todos los corazones.
El colegio se convirtió en un centro de atracción espiritual y recreativo para la niñez femenina del barrio, al que llegaban en alegres ecos los gritos y cantos de las niñas, dando la sensación de un festivo colmenar en continuo movimiento.
El barrio se animaba, se mejoraba. Una escuela derrama desde sus umbrales y ventanas abiertas, vida, cultura, educación, alegría, que trascienden y alcanzan a todos los hogares.
El nido se agranda, decían las Superioras. Las niñas como blancas palomas agitaban sus alas por las arterias de la ciudad, contrastando su blancura con el azul perenne del cielo mendocino. Dios y Patria en sus delantales y
en sus almas.seguir leyendo
Libro: "Bodas de Oro", editado en 1945
Compartimos en esta sección parte de nuestra rica historia que fuera publicada en el Libro Bodas de Oro
La Casa Vieja...
Demolición de la casa vieja con un tino peculiar, al resolverse la construcción de un nuevo edificio, que supliera al que había servido ya treinta y ocho años, para escuela y alojamiento de la Comunidad, la empresa constructora tomó las fotografías de la casa vieja en lo que llamaríamos “su agonía”, y por las que nos percatamos de su humilde apariencia e incomodidad, ya que era un agregado de pequeñas casas de familia, sin continuidad de límites y con cornisas y paredes quebradas por los remezones. Excepción hacía, no obstante, la esquina de Las Heras y 25 de mayo, en donde se había construido la segunda capilla, que se destacaba en altura y proporciones sobre el resto del frente, mejorando el aspecto del edificio.
Este viejo edificio, lleno de recuerdos, no podía ser restaurado ya, pues los sacudones y temblores lo habían agrietado en muchas partes, constituyendo un peligro para el funcionamiento del Colegio.
A pesar de ser muy querida la vieja mansión de adobe, tuvo que ceder al golpe de la piqueta demoledora y en elocuente silencio reducirse a polvo, para que surgiera el nuevo monumental edificio, construido sobre proyecto de los Ingenieros Catalina y Juan Negri de Buenos Aires.
Era justicia hacerlo. Y el Instituto no vaciló ya en poner todo su empeño, para que se realizara urgentemente la demolición y reconstrucción inmediata. Dos turnos de obreros trabajaron día y noche durante varios meses con el fin de habilitar el Colegio para el curso escolar de 1934, lo que se logró efectivamente.
En el centro de la casa se veía una glorieta que encerraba un pequeño monumento a María Auxiliadora, quien parecía presidir desde ese sitio, el vaivén de las moradoras de la casa, defendiéndolas, dirigiéndolas e inspirándolas.
La Casa Nueva...
Planta Alta
...Edificio amplio, majestuoso, sólido, antisísmico, de dos plantas, es el que se yergue sobre las calles 25 de mayo, Las Heras y Necochea, con espaciosas ventanas que miran al este, norte y sur y reciben luz, aire y sol alegrando e higienizando el ambiente.
Consta de dos espaciosos patios abiertos rodeados por cuatro brazos de edificación cada uno. El ala del oeste es de un solo piso, para dejar al descubierto el hermoso panorama de la cordillera, con sus sinuosidades, picos y quebraduras, sobre las que juega la luz con maravillosas policromías y cambiantes de color indescriptible.
Posee además un patio cerrado de invierno, para recreos y gimnasia durante los meses de fría temperatura.
Desde los corredores de la planta alta, mirando al poniente, se ven las montañas de la precordillera, como si estuvieran situadas a poca distancia, sobre todo cuando la diafanidad de la atmósfera, aclara la visión en lontananza. Y constituye un inefable placer dictar clase contemplando tan grandioso panorama desde la cátedra, lo que no deja de ser inspirador y estimulante para el espíritu.
Hoy como ayer, acequias de aguas rápidas corren por todos los costados de la casa, refrescando, a falta de lluvias, las raíces de los álamos que flanquean la corriente, recibiendo de ella frescura, lozanía, color y perfume sutilísimo que embalsama el ambiente. ¡Cómo no cantaros, típicas acequias mendocinas, al veros derramar vida y alegría por las arterias de la ciudad!
En el interior del colegio nuevo, los patios pavimentados de brillantes mosaicos, reciben sombra refrigerante, de tilos, paraísos y espesas enredaderas “Santa Rita” cuyas flores moradas, animan con sus tintas las galerías circundantes, sirviendo de peana, en el patio mayor, al busto broncíneo de San Juan Bosco...
La Enseñanza Primaria, Secundaria y Profesional
La obra escolar, realizada por el Colegio en media centuria, es digna de ser reseñada de conjunto y siguiéndola en su evolución de creciente desarrollo.
Se inició como el hilo de agua que baja de las cumbres y al llegar a la llanura aumenta su cauce para asumir sucesivamente el volumen de arroyo, río y torrente que irriga y fecundiza las tierras halladas a su paso.
Tal ha sido el desenvolvimiento de la obra realizada por este Colegio de Mendoza.
Se abrió con los grados de la escuela primaria, reducidos en un principio, más concurridos luego, hasta obtener la incorporación de los mismo a la Enseñanza Oficial de la Provincia el 6 de enero de 1920.
En 1927, en el anhelo de dar estudios secundarios al alumnado que egresaba de 6to grado, se gestionó el establecimiento de cursos normales Incorporados, pero no prosperó la iniciativa, estableciéndose en cambio un Curso Superior de Comercio, Incorporado a la Enseñanza
Secundaria de la Provincia en 1928, el que se mantuvo hasta 1934 para dar lugar al establecimiento del Liceo Incorporado al Colegio Nacional de la Ciudad.
En 1937, colmando los anhelos de numerosas familias de la ciudad y departamentos, se consigue mediante altas influencias, la incorporación del Colegio a la Enseñanza Normal Nacional y se establecen así los cursos de 1º y 2º año Normal, incorporándolos a la Escuela Normal Mixta “Tomás Godoy Cruz” de esta Capital. El Liceo Nacional Incorporado, cede su puesto a la Escuela Normal Incorporada, que tuvo notable aceptación de la sociedad mendocina, y se abrió con dos divisiones de primer año y una de segundo.
En 1939 egresan las primeras maestras normales que reciben también los diplomas de maestras Catequistas, después de haber cursado paralelamente el magisterio catequístico. En el último curso escolar de 1944 egresaron 47 Maestras normales nacionales y Maestras de religión al mismo tiempo.
El Colegio se interesó desde la fundación por la enseñanza práctica de las labores femeninas, lencería, bordado, corte y confección.
Organizóse más tarde la Escuela Profesional de estas mismas materias con sistema propio y métodos didácticos modernos, otorgándose diplomas de la especialidad.
Prerrogativa de las escuelas salesianas ha sido siempre el cultivo de las bellas artes, especialmente la música.
Por eso se dictaron siempre en el colegio clases de piano, Teoría y Solfeo y canto coral.
Consolidados y ordenados estos estudios, llegaron a constituir el Instituto Musical “María Auxiliadora”, con sede en Buenos Aires y Sucursales en cada Colegio de nuestra República. Hay egresadas del Instituto que son valores musicales muy apreciables, ostentando el título de profesoras y hasta de Concertistas.
La Capilla...
Más el centro de la atracción espiritual, lo constituye la hermosa y artística Capilla con frente a la calle 25 de Mayo, en dirección este-oeste.
Fue construida en 1940 sobre planos del Ingeniero Edmundo G. Romero, en un ambiente de amplitud y sencillez que satisface y agrada.
Tiene capacidad para el alumnado, que oscila de seiscientas a setecientas alumnas. Los días festivos abre sus puertas también al público, para facilitar a las familias del barrio, el cumplimiento del precepto de oír la Santa Misa.
Posee tres altares de mármol: el Mayor dedicado a María Auxiliadora y dos laterales, consagrados a San Juan Bosco y a la Beata María Mazzarello.
El mayor, donación del Sr. Humberto Giol y de su esposa, la Sra. Nora Gargantini de Giol, en memoria de su hijo Rodolfo, fallecido el 7 de octubre de 1941, es obra del escultor Mahlknecht de Buenos Aires y fabricado en mármol Flor de Pesco, Hauteville, Tabernel y rubí del Brasil.
Es de estilo románico clásico moderno y rigurosamente litúrgico. Destácase en el centro, el sagrario de ónix de San Rafael (Mendoza), el templete para la exposición del Santísimo, y en plano más bajo, la peana prismática del trono de la Virgen, verdadera “Turris Davidica” por la que se llega a la Gloria de María Auxiliadora.
Debajo de la mesa del altar hay un bajorrelieve en bronce que representa el nacimiento de Jesús, artística y valiosa obra del escultor Mahlknecht.
Los altares laterales son de mármol blanco y ónix verde de San Luis, perfectamente iguales los dos. Obra de la casa Barra de Buenos Aires, fueron donados: el de San Juan Bosco, por el Sr. Bautista Gargantini y su esposa, Sra. Margarita Brignone de Gargantini; y el de la Beata Madre Mazzarello por el Ingeniero Edmundo G. Romero y su esposa, Sra. María Zabalegui de Romero.
La Capilla ha sido decorada por los artistas Vitali, padre e hijo, quienes han hecho de ella una joya artística, orgullo no sólo del Colegio, sino también de la ciudad.
Extractamos del periódico escolar “Brisas Cuyanas”, la descripción del magnífico cuadro pintado en el ábside y que representa “La Gloria de María Auxiliadora”.
Simbolismo del cuadro
La composición está noblemente concebida y expresada para formar y elevar el espíritu de los creyentes.
En el centro se ve el nimbo del Señor con su Santísimo nombre escrito en hebreo y al que forman corona la primera jerarquía de los Ángeles. Circundan este nimbo, los Tronos. A los lados hay dos querubines, que nos recuerdan la visión de Ezequiel. Ellos custodiaban la entrada del Paraíso y cubrían con sus alas el Arca de la Alianza. Son de color blanco. Sus atributos, defensa protección y ciencia.
Un coro de serafines corona a la Sma. Trinidad. Su color es rojo llameante, según la visión de Isaías. Sus atributos son fe y caridad.
En primer plano, vence a los Apóstoles Pedro, Andrés, Santiago, Simón, Bartolomé, Matías, Tomás, Felipe, Santiago el Menor, Mateo, Juan y Tadeo. Además, Lucas y Marcos, ambos Evangelistas, Pablo y Bernabé; reunidos todos en torno de María Santísima Auxiliadora: de rodillas unos, con las manos juntas; inclinados otros hacia la tierra, con expresión de profunda humildad; varios elevan sus ojos al cielo en actitud de plegaria.
María Auxiliadora coronada, ocupa el centro del cuadro, de pie sobre una nube. La circunda el nimbo de la gloria formado por doce estrellas, catorce perlas y rayos de oro. Domina el nimbo el Espíritu Santo en forma de paloma.
Del trono de Dios emerge una luz que ilumina y realza la gloria de la Auxiliadora y de los fundadores del Instituto, San Juan Bosco y la Beata Madre Mazzarello, ambos en actitud de fervorosa oración.
Las franjas decorativas que adornan el ábside y cierran la composición central con los cuatro símbolos evangélicos, están en armonía con la arquitectura del altar de estilo romántico.
El arco triunfal
Decorado con fondo de mosaicos de oro, ostenta cuatro ángeles: dos, postrados, sostienen en sus manos el turíbulo en acto de adoración; otros dos de pie, se destacan en actitud de plegaria. Sus atributos; ser mensajeros entre Dios y los hombres. las alas blancas simbolizan inmortalidad y beatitud.
Sobre el fondo de mosaicos se leen dos inscripciones latinas, cuya traducción es: Esta es mi Casa, de aquí saldrá mi gloria. Y la conocida advocación: María Auxiliadora de los Cristianos ruega por nosotros. Más abajo, los monogramas de Jesús y de María en griego. Domina el arco de triunfo, la cruz y a sus lados seis espigas, simbolizando la Eucaristía.
El Artista
Ha realizado la decoración del ábside y arco triunfal, el artista italiano Arquímedes Vitali, pintor de avezada técnica, de rica sensibilidad y de profunda fe, que ha ejecutado numerosos trabajos ornamentales de templos, en varios países americanos. Está radicado en Buenos Aires desde 1910
Vitali nació en Grosseto (Toscana); siguió estudios en la Academia de Bellas Artes de Macerata, pasando luego a Roma a estudiar arte religioso con Ernesto Leoni, y principalmente con Luis Fontana, eminente artista, a quien ayudó en la ejecución de pinturas dedicadas a templos italianos.
Discípulo y colaborador de Vitali es su hijo Elio, quien hereda de su padre, una innegable inspiración artística, que es herencia de familia.
Son, pues, padre e hijo, decoradores de clásica escuela, como lo atestiguan la decoración de 32 iglesias, realizadas en Italia, Argentina, Uruguay y lo evidencia actualmente nuestra Capilla, por la que ya podemos decir con el poeta:
Al descubrirse el cuadro.
La impresión producida en el Colegio al descorrerse el velo que cubría las pinturas, es imposible describirse. Nos pareció a todas la aparición de un rincón del Paraíso. Alumnas y Hermanas, acudían en grupos a la Capilla y quedaban extáticas ante la contemplación del mismo.
Sonrisas de alegría, lágrimas de emoción, gestos de admiración, se sucedían ininterrumpidamente. Luego postrábanse de rodillas para agradecer y suplicar.
La Casa se llenó de aplausos de entusiasmo y de gratitud para los artistas, para los bienhechores y donantes.
A duras penas podíanse sacar las niñas de la Capilla para volver a sus clases, tal era la suave atracción del hermoso cuadro. Muchas personas desfilaron durante varios días por el Colegio para contemplar la maravilla de la gloria de María. Y de todos los labios se oyen sólo palabras de elogio al pincel que ha pintado con tanto arte; y hasta los más entendidos en pintura y arte religioso se han prodigado en alabanzas.
El 24 de mayo, fiesta de nuestra Madre, se inaugurará y bendecirá solemnemente el cuadro que nos regaló la Virgen a las mendocinas, acto que se dedica también a conmemorar las Bodas de Oro Sacerdotales del actual Rector Mayor de la Pía Sociedad Salesiana, Rvmo. Padre Pedro Ricaldone, IV Sucesor de San Juan Bosco.
Consagración del Altar Mayor
La consagración del Altar Mayor se realizó el 20 de julio de 1943. Cumplió el sagrado rito con toa la pompa del ceremonial, S. Excia. Rvdma. Mons. Dr. Alfonso María Buteler, Obispo Diocesano, asistido por su Secretario, varios Sacerdotes Salesianos y el pequeño clero del Colegio “Don Bosco” de esta ciudad.
El esplendor de la ceremonia, y la dulzura del canto Gregoriano entonado por las alumnas, llenaron de íntima alegría muestras almas que pudieron gustar toda la belleza de la liturgia, preparadas como estaban por anteriores explicaciones y guiadas por un resumen del significado de cada uno de los detalles, que fue repartido a todos los presentes.
Las reliquias de los mártires encerradas en la piedra consagrada son: de San Gaudioso y Santa Cristiana, las que fueron provistas por el Excmo. Señor Obispo.
Presenciaron la ceremonia, numerosas personas, exalumnas, alumnas y los donantes Sr. Humberto Giol y su esposa la Sra. Nora Gargantini de Giol, a quienes queda unido el Colegio por imperecedera gratitud.
La decoración general
Con motivo de la preparación de las fiestas de las Bodas de Oro del Colegio, se resolvió con entusiasmo y unánime asentimiento completar la decoración de la capilla y ofrecerla como regalo mejor al Colegio en su Fiesta Cincuentenaria. Debía confiarse sin duda, el delicado trabajo a los mismos artistas que decoraron con tanto éxito el ábside, los Sres. Vitali, haciéndolos venir de Buenos Aires nuevamente con tal efecto.
Dichos artistas aceptaron complacidos la responsabilidad del trabajo y en noviembre de 1944 reiniciaron la decoración de las paredes laterales y la bóveda para terminarse antes del comienzo de las fiestas jubilares. La inauguración y bendición de las nuevas decoraciones, debía constituir uno de los números más destacados del programa de actos.
Los motivos decorativos están proyectados en diez paneles rematados en la parte superior con medallones de Santas, cuyos nombres fueron elegidos por las familias donantes.
Ellas son: Santa Marta, Santa Margarita de Alacoque, Santa Elena, Santa Teresita, Santa Cecilia, Santa Rosa de Lima, Santa Inés, Santa Teresa de Jesús, Santa Juana de Arco y Santa Catalina de Sena.
El resto de las paredes contiene ornamentación de estilo románico enlaminada en oro. Los fondos de la decoración llevan una imitación de mosaico en oro puro de Milán. El techo abovedado representa piedras de color natural interceptadas por arcos decorados de azul y oro.
Es un conjunto de tonos delicados, en los que descansa la vista y satisfacen al más exigente crítico de arte sagrado.
La parte posterior o propileo se ha decorados con motivos propios de las catacumbas romanas acentuándose más el motivo clásico de la decoración general.
Completan la ornamentación de la capilla, zócalo y pilastras de mármol travertino, rematadas éstas en capiteles románicos dorados y blancos. Se ha adquirido asimismo un juego de Vía Crucis de estilo romano pintado al óleo sobre madera. Las pilastras han sido ornamentadas con brazos de luz metálicos que iluminarán el templo convenientemente.
Oratorianas
El Oratorio festivo, que en el pensamiento de Don Bosco, es el apostolado más importante, ha realizado en Mendoza, una obra consoladora cuyos frutos se hacen visibles al contemplar esa pléyade de niñas, nuevos apóstoles que después de haber gustado lo que es la vida del alma y sentido en sus pechos lo que es el dulce sabor eucarístico, salen en busca de otras almitas para arrojar en ellas con amor y entusiasmo, sal semilla de la salvación.
¿Quién podría contar los centenares de veces que sus patios han visto la caravana bulliciosa, en las diáfanas mañanas mendocinas, o en sus tranquilas horas de la tarde, correr y saltar a su gusto, bajo la vigilancia de la Hermanas y de abnegadas catequistas, y en la alegría de3 sus juegos, encontrar en el Oratorio el segundo hogar que, hospitalario, les brindara cariño y alegría? ¡Cuántas veces debió sonreír Don Bosco de3sde el cielo, al ver que tantas niñas, de todas las clases sociales y especialmente las pobres, pero de alma valiosa, acudían cada domingo, para oír con ansia la Doctrina Cristiana!
Bien expresó en sus versos aquél que mucho amó la Obra Salesiana, al recordar los hermosos momentos pasados en el Oratorio:
Con cariño y entusiasmo siempre escucho la Doctrina porque al cielo me encamina por las sendas del amor
Si Nuestro Divino Redentor dijo: “Yo vivo en la persona de los pobres, y el que recibe a un pobre en mi nombre, será recibido en su reino por mi Padre Celestial”, estamos seguros que la gran promesa será cumplida y que todos los que en una u otra forma hayan contribuido al adelanto de esta obra llegarán en el cielo a comprender el alcance de aquellas palabras: “De las obras divinas, la más divina es coadyuvar en la salvación de las almas”, al contemplar el grado de gloria que por su labor alcanzaron.
Las maravillas del color despliega
Como si un coro de ángeles pasara
Dejando allí sus luminosas huellas.